Salami de chocolate

En Recetas Navidad, dentro del apartado de postres, no puede faltar este dulce que tan de moda está este año: el salami de chocolate.

Sobre esta receta hay muchísimas alternativas, y parece que el origen es Italia. Es un pastel para refrigerador, y no hay nada mejor que un postre ya preparado para Navidad, que nos espera dentro de la nevera ya hecho.

La apariencia es deliciosa, si se espolvorea con azúcar glas y tanto si decides darle el aspecto de salami, usando un cordel, como si no, va a quedar muy atractivo.

Salami de chocolate

Ingredientes y preparación del salami de chocolate

Al baño maría o utilizando el microondas, se va derritiendo el chocolate. Mientras, ponemos las galletas en una bolsa grande para congelar, sellándola y golpeando con un rodillo sin llegar a convertirlo en polvo. Cuando el chocolate se derrita, lo dejamos en friar, sin meter todavía en la nevera.

Batimos la mantequilla y el azúcar juntos en un tazón grande y comprobando que la mezcla sea suave y ligera. Poco a poco, y uno por uno, batimos los huevos. No pasa nada si la mezcla se ve cuajada en este paso, se corregirá al añadir después el chocolate. Añadimos a la mezcla el licor de amaretto.

Una vez enfriado el chocolate, podemos añadirle el cacao en polvo, mezclado con el huevo. Al gusto, se pueden ir añadiendo las galletas y nueces picadas (u otro fruto seco que veamos nos gustaría combinar en su lugar, o añadido).

La mezcla se puede introducir tal cual en el frigorífico durante 30 minutos, aproximadamente, evitando que se endurezca en exceso. Lo cubrimos con 2 pedazos grandes de film transparente, de forma que tenga una superficie grande cubierta de adhesivo para extender el salami de chocolate.

Inclinamos la mezcla de chocolate en el medio de esto y, usando las manos, aunque esté desordenado, moldeamos la mezcla en un tronco gordo de salami, de unos 30 cm de largo.

Cubrimos el tronco de chocolate completamente con la película adhesiva y luego lo giramos con firmeza, como si fuera un rodillo. De esta forma iremos creando un cilindro liso y redondeado a partir del tronco áspero que teníamos al principio.

Giramos agarrando ambos extremos del film transparente y haciendo rodar el tronco de salchicha varias veces hacia nosotros. Luego lo introducimos en la nevera durante al menos 6 horas, aunque preferiblemente durante toda la noche.

Una vez que está listo, llega la parte más emocionante: cortamos un pedazo grande de papel resistente a la grasa y lo ponemos sobre una superficie clara de la cocina. Sacamos el salame de la nevera y lo situamos sobre el papel. Mediremos a continuación un trozo de cuerda al menos 6 veces más largo que la longitud del salame, y atamos un extremo de la cuerda firmemente alrededor del nudo retorcido de film transparente de uno de sus extremos.

Luego, recortamos la mayor cantidad de film transparente que podamos, pero sin cortar ninguno de los extremos cónicos, para que pueda unirse la cuerda a estos. Espolvoreamos nuestras manos con un poco de azúcar glas y luego frotamos 2 cucharadas de azúcar glas (o más, si fuera necesario) sobre el salame sin envolver. De esta forma se evita que se vuelva pegajoso mientras lo ensartamos. ¡Además, hace que parezca más un salami!

Hacemos un bucle con la cuerda, un poco más ancha que el salame, y sobre el final del salame, cerca de donde está atada. Tiramos del extremo posterior para apretar (pero no demasiado) y formaremos otro lazo de cuerda como antes. Trabajamos este segundo lazo alrededor de la salchicha, unos 4 cm más adelante que el primero, se aprieta de nuevo y se repite hasta llegar al final del salame. Luego ataremos el hilo firmemente alrededor de la otra «nariz retorcida» de film transparente.

El resto de la cuerda lo situamos a lo largo del salame, girándola cada vez que cruce un bucle, y luego lo atamos nuevamente cuando llegue al final. Repetiremos esto tantas veces como queramos, para crear el patrón de aspecto auténtico, pero con dos o tres veces sería suficiente.

Lo pasamos a una tabla de madera, y cortamos algunas rebanadas, como si fueran rebanadas de salame. Con eso ganará mucho a la vista de los comensales. Obviamente, conforme vamos cortando el salame, la cuerda se corta, pero los nudos y giros lo mantienen bien atado.

Se sirve bien frío. Y es una receta ideal para Navidad o el resto del año… ¡a disfrutarlo!

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